Un caso que sucedió hace ya varios años, 2014 para ser precisos , pero que no tiene desperdicio para entender como se pueden tejer algunas estafas y el nivel que estas pueden alcanzar.
Una empresa que se mostraba como la estrella naciente del panorama tecnológico español , llegó a valer en bolsa cerca de 2000 millones de euros y durante casi 10 años, la compañía de Internet Let’s Gowex SA afirmaba ganar dinero ofreciendo wi-fi gratuito en ciudades de todo el mundo.
Jenaro García Martín, su fundador y CEO, admitió que había manipulado las cuentas de la compañía y explicó cómo utilizó una red de unas 20 empresas pantalla para dar la imagen de un flujo de negocios y contratos, la mayoría falsos, con el fin de captar inversores.
Para ayudar a cubrir su rastro, García Martín mostraba ingresos falsos de empresas pantalla propiedad de parientes o su asistenta, entre otros, según explicó ante el juez. Antiguos empleados de la compañía dijeron a Reuters que pagó impuestos por beneficios que la compañía nunca tuvo. Una vez, según explicó un antiguo trabajador, funcionarios españoles quisieron comprobar cómo Gowex ofrecía wi-fi público utilizando vehículos. García Martín usó una conexión de Internet montada en su propio coche para simular que el proyecto era real.
«Ahora sé que tengo que pagar por ello con la prisión y no busco clemencia. Pero seguiré
siendo el dueño de mi destino y para ello mi prioridad es reparar el daño que he causado, este es mi nuevo gran proyecto».Jenaro García Martín
Con la naturalidad de un sociópata, el personaje realizaba estas declaraciones vislumbrando, después de los años de condena, un futuro próspero para él en el entorno empresarial del futuro.
García Martín fundó la compañía en 1999. Conocida como Iber-X hasta el año 2008, comenzó
como operadora de telecomunicaciones que proporcionaba un lugar a las empresas para que
vendieran y compraran minutos de voz y capacidad de banda ancha. Durante algunos años, la compañía lo hizo relativamente bien, según empleados. Al ser una compañía no cotizada, no tenía obligación de publicar información financiera.
Pero García Martín necesitaba capital. Según su testimonio en la audiencia del 14 de julio de 2014, comenzó a falsificar las cuentas de la compañía cuando una demanda empujó a la compañía hacia una «espiral negativa». Neo Sky, una compañía de telecomunicaciones, demandó a Iber-X con relación a un pago de 142.334,33 euros por el alquiler de circuitos de telecomunicaciones en 2004. La compañía de García Martín (ahora llamada Gowex) tuvo que pagar una indemnización, lo que según afirmó él mismo le costó dinero y clientes.
García Martín registró varias firmas y las presentaba, según su testimonio ante el juez, como
clientes en las cuentas de Gowex. Entre ellas estaban dos compañías administradas por el director financiero de Gowex, Fernando Martínez Marugán, según datos del registro mercantil. Las compañías pantalla actuaban como falsos clientes en contratos que Gowex mostraba a entidades crediticias, inversores y funcionarios que firmaban las subvenciones. «Básicamente, la cuestión es que comenzamos con esas tres empresas y lo que hacemos es que una factura a Gowex, Gowex factura a otra de las sociedades y esa tercera sociedad factura a la anterior. Es una triangulación», dijo García Martín al juez. «Básicamente se produce para conseguir ampliaciones de capital».
Para 2010, el año en que Gowex realizó su debut en la bolsa española para pymes, el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), la red de compañías pantalla había crecido sustancialmente. El año anterior Gowex había anunciado unos ingresos de 35 millones de euros y un beneficio neto de 2,9 millones. Pero el fin de la burbuja inmobiliaria y la crisis de deuda de la zona euro estaban dañando la economía en general. Mientras Gowex se preparaba para dar el salto al parqué, competidores internacionales como Boingo, Towerstream o iPass registraban pérdidas. Gowex siguió adelante, vendiendo el 18% por ciento de la compañía por 6 millones de euros. Las acciones subieron un 20% en su primer día de cotización
Detrás de toda gran estafa siempre hay un error, y fue este error que al analista de NFinance Securities Pierre Schang le «desconcertó» por el hecho de que Gowex lograse grandes beneficios mientras que los competidores registraban pérdidas o unos ingresos mucho menores.
Otros cuestionaron la estructura corporativa poco profesional, con un consejo compuesto por García Martín, su mujer (Florencia Mate) y el director financiero Marugán. «Mi mujer no venía a las reuniones del consejo», dijo García Martín al juez, añadiendo que la utilizó para que firmase como administradora de compañías pantalla que compró en Wyoming.
Por ejemplo, Gowex dijo en 2011 que había firmado un contrato de 12 millones de euros para
suministrar wi-fi en lugares públicos de Buenos Aires, incluida la red del metro de la ciudad.
Aunque Gowex y las autoridades de Buenos Aires mantuvieron conversaciones sobre un posible acuerdo, la transacción nunca se realizó y tanto la ciudad como la empresa del metro dijeron a Reuters que nunca firmaron acuerdo alguno y que desconocían el anuncio de Gowex. Gowex también dijo tener contratos en París, Madrid, Gerona y Avilés. Hubo acuerdos, pero los responsables de estas cuatro ciudades y las autoridades del transporte público dicen que era Gowex quien pagaba, bien en concepto de tasa para poder promocionar su nombre en trenes y autobuses (París y Madrid), bien por el derecho a cobrar a los anunciantes (Gerona y Avilés). La empresa dijo en 2013 que había instalado 1.953 puntos gratuitos de wi-fi en Nueva York en lo que describió como un hito en su expansión. Pero la Corporación de Desarrollo Económico de la ciudad de Nueva York dijo que el acuerdo para suministrar cobertura en zonas de la ciudad como Flatiron o Roosevelt Island costaba sólo 245.000 dólares (183.400 euros), una pequeña porción de los ingresos totales de Gowex ese año.
Tales contratos permitieron a Gowex pedir préstamos bancarios y poder tener acceso a
subvenciones. El dinero que obtuvo lo utilizó para pagar salarios, costes e impuestos. Gowex pagó 10,6 millones de euros en impuestos en 2013, un 27% de sus beneficios declarados. «Jenaro siempre estaba al día con los impuestos», dijo una persona que trabajó con García Martín varios años. Según esta fuente, en 2006 Gowex recibió dinero público para desarrollar un nuevo sistema de coches conectados a Internet que llevaría redes wi-fi a los pueblos más remotos de España. Los vehículos se emplearían donde fuera demasiado caro desplegar otras tecnologías. García Martín recibió una subvención del Ministerio de Industria para el proyecto, pero nunca asignó ningún dinero a este trabajo.
Cuando los inspectores llegaron para comprobar el trabajo, García Martín había montado una conexión básica en su propio vehículo, un Nissan Murano, y apareció con él, dijo un exempleado. Contó a los inspectores que el coche era uno de los tres que había desarrollado la empresa. De hecho, no había ninguno. García Martín no respondió para ofrecer un comentario sobre este asunto.
Una síntesis corta que demuestra lo «fácil» que se puede engañar al mercado, organismos reguladores e instituciones dadas las circunstancias. También es importante aclarar que no se puede engañar al mercado eternamente, siempre la sagacidad de inversores investigando de fundamentos sólidos, más allá de las típicas métricas, a la búsqueda de valor.